Gin-tonic
El Gin-Tonic
Hace quince años el gin-tonic era una bebida que sólo consumían señores mayores, periodistas y alcohólicos. Muy poca gente joven se acercaba a esta bebida amarga, fuerte y poco agradecida, en la que no se podía elegir absolutamente nada. Los bares contaban si acaso con dos o tres marcas de ginebra –Larios, MG y, quizás, una botella de Beefeater o Bombay– y una de tónica, la de siempre, Schweppes.
Pero y entonces, como por arte de magia, llegaron las ginebras premium, las copas de balón, las bayas de enebro e incluso la estupidez, sí porque viendo la arrasadora moda que la ginebra estaba cobrando, los bares, pubs y lounges de copas, vieron su oportunidad de cobrar autenticas barbaridades por hacer "macedonias" con tu Gin tonic.
A estas alturas seguro que has sucumbido al trago de moda porque no hay sesión de after-work en la que no se pida un gin-tónic. Es refrescante, digestivo, suele gustar a todos y ofrece múltiples combinaciones de aromas y sabores.
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